Subido a un árbol espero a que pase el tiempo,
el infierno ahora es mi paraíso,
hago memoria y vienen recuerdos
de lo tonto que fui y como un tonto sonrío.
Sé que puedo volar,
no podía ver nada detrás de tí,
y ahora siento mis alas y mi fuerza al saltar.
¡Cuánto tiempo hacía
que no sonreía sin fingir ser feliz!
No mirar el teléfono para ver si llama,
saber que ahora sólo puedo mejorar,
beber riendo esperando a la mañana,
saber que ahora nada puede salir mal.
Que existen cuatro muros
y yo veo arte a mi alrededor,
que mi cuarto no está tan oscuro
si me lo imagino lleno de color.
Que ya no hace tanto frío
al recordar el calor de tu cuerpo,
y que no me mata la conciencia
si en medio del camino
paro a fumarme un cigarro en silencio.
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