domingo, 6 de noviembre de 2011

Miedo a las Ideas

Que no me quedan ya hojas,
por favor, ¡necesito un cuaderno!
Una esquina iluminada por una farola
y tú corriendo en contra del viento.

Por fin se hundió el barco
que tanto a gritos lo pedía,
anoche acabamos pidiendo vasos
que estuvieran cargados de caricias.

Qué difícil es decidir volver a andar
una vez ya te has tumbado,
¿para qué vas a moverte si puedes quedarte mirando el mar
con la chica de tus sueños a tu lado?

A veces hay ideas que matan,
otras desnudan desde el suelo hasta el tejado,
deja de darle puñetazos a la almohada
y susúrrame tu llanto.

Él se desespera
y camina con la mirada hacia abajo,
quizá no hubiera encontrado la tristeza
si ella no se hubiera marchado.

Y sabe que podría coger este planeta
y partirlo en diez mil pedazos,
pero las letras son las más pesadas cadenas
para cualquier poeta enamorado.

Noto cómo las ideas se quedan,
golpean, escupen, insultan, revientan,
no es tan importante el dolor de cabeza
si mi boli consigue estamparlas contra esta libreta.

Me queman las llamas de un incendio,
gritos de socorro en la habitación,
niños llorando corren con cara de miedo,
y dentro solamente estoy yo.

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