sábado, 23 de junio de 2012

Acrofobia

Un cabrón le quitó la Luna,
vio miles de estrellas pero sólo le importaba una,
se hundió toda la tierra
y navegó por un mar de dudas.

Subió el diablo a consolarle
porque no vio nunca pena tan grande,
y todas las musas bajaron a cuidarle
para que no se sintiera tan miserable.

El problema de volar tan alto
cuando te agarras a una estrella
es que caes en picado
si el viento rompe la cuerda que te sujeta.

Después de la caída se levantó mirando hacia el suelo
como buscando algo que se le había perdido,
pero no encontró nada más que recuerdos
y restos de un corazón partido.

Llegó hasta una especie de habitación,
llamó un par de veces y se abrió la puerta,
era algo oscuro y el chaval se incomodó
cuando se le acercó una mujer vestida con túnica negra.

Ella se asustó al ver su cara
porque no aparecía en su lista maldita,
extrañada preguntó qué le pasaba
y él respondió preguntando si había visto su sonrisa.

Le dio tanta lástima que no trabajó ese día,
ella también estaba cansada de tanto matar,
así que le invitó a una cerveza en el bar de la esquina
y ellos dos se pusieron a charlar.

La chica sólo tenía que amenazar al camarero
para que sirviera otra ronda más,
a ella no le importa el dinero,
además, sólo quiere desconectar.

Él no se pregunta qué está haciendo
porque ahora todo le da igual,
perdió demasiado tiempo
y beber con la muerte supera cualquier plan.

Pero el asunto se les fue de las manos
estaban juntos, cantando borrachos,
se fumaron a medias un cigarro
y entre calada y calada, se besaron.

Le avisó de que al alba
tendría que volver a su trabajo,
que un montón de almas
le estarían esperando.

Y tan pronto como ellos no querían,
amanecía y el sol se despertaba,
la parca le regaló una sonrisa,
pero el chico ya no respiraba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario