domingo, 16 de noviembre de 2014

Renacimiento

Tuve que perderme
para encontrarme,
recuperar las partes
que un día enterré.

Y entre tanto ocho
que iba de infinito
encontré mis huesos
y me coloqué a mi mismo.

No sé como pude atreverme
a desarmarme,
fui corriendo a salvarte
pero yo me olvidé.

Y no hay necesidad,
me quedé con la ansiedad
y nunca se irá,
nunca se irá.

Algo sí que se fue,
y si el que tuvo retuvo
prefiero no tener nada
a ahogarme en vasos de tubo.

No era tan difícil,
no seré el dócil
ni el imbécil
que con un símil
lo haga todo más fácil.

Me costó aprender el modo
de manejar mi tiempo,
mejor caminar solo
que ser un perro faldero.

Que los versos perdidos
y el sudor de esta cama
se los lleve el olvido,
que no quede nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario